Ser capaz de ir a un destino lejano, conocer lugares y gente nuevos, hacer amigos para toda la vida, acampar en los lugares más solitarios de la Tierra, comer la comida más rara existente… Para resumir, aquí tienes la experiencia del mochilero resumida en 18 fotografías:
1. Escoger tu destino como si no hubiera mañana
¡Tienes el mundo delante de ti, al alcance de tu mano! Por supuesto, es bastante difícil elegir el lugar al que quieres viajar, teniendo tantas alternativas. Yo también creo que cuando has encontrado la correcta, tu corazón lo sabrá -¡exactamente como si se tratase de tu alma gemela!
2. Sobrevivir al agobio de hacer las maletas
Todos hemos estado ahí: estar de pie frente a tu armario, tratando de discernir cómo vas a conseguir meter todo en tu maleta. Un consejo: guarda solo cosas para una semana, sin importar cuánto tiempo vas a estar fuera.
3. Dormir en el aeropuerto usando tu saco de dormir como almohada
Ese momento en el que te das cuenta de que te queda mucho (mucho) tiempo de espera delante de ti para que salga tu vuelo. Lo sabemos, tu espalda te odiará más tarde, pero este es el precio que pagar, amigos.
4. Cambiar de frío a calor, a frío, y de vuelta a calor
Nadie sabe mejor que el mochilero lo que significa dejar París, Madrid o Nueva York en invierno, por ciudades en las que la temperatura media está sobre los 35 ºC (o al revés, completamente). Os apuesto que en algún momento todos nos preguntamos si nuestro cuerpo va a soportar semejantes cambios de temperatura.
5. Descubrir de que todo es como lo habías imaginado
Cuando empiezas a ver aquellos pequeños detalles increíbles, simplemente al mirar a la gente por la calle; este es el momento en el que uno desconecta completamente con respecto a su vida anterior y se da cuenta de que la magia vive en lo detalles más pequeños de una cultura.
6. Reir a más no poder con tu nuevo amigo mochilero
¿Quién mejor que un amable extraño para contarte las historias más locas de la Full Moon Party? Los secretos entre amigos recién conocidos son los mejor mantenidos, y a veces los más divertidos. ¡Puedes ser tan abierto como quieras!
7. Perderse… sin remedio
Puede que esta sea la mejor parte del viaje. Perderse significa encontrar esquinas secretas de la ciudad, preguntando a gente local y descubriendo la amabilidad de aquellos que te dan la bienvenida. ¡Nunca pierdas la oportunidad de compartir experiencias!
8. Encontrar un tesoro secreto
¿Quién no se ha sentido alguna vez completamente falto de ideas acerca de dónde dirigirse como siguiente destino y, preguntándole a un local, ha descubierto una joya casi desconocida para el turista regular? No hay otra forma de hacer esto que hablar con locale para saver a dónde ir, para salir de los senderos y rutas más trillados.
9. Descubrir el otro tú
Cuando viajas, mochila a la espalda, te transformas casi en otra persona: te atreves a hacer cosas que nunca pensarías que podrías hacer, tienes menos miedo y solo te preocupas sobresacar lo mejor de cada momento. Como debería ser.
10. Descubrir que tienes una segunda familia en el extranjero
Ser abierto para hablar con otros te puede dar la oportunidad de conocer a los locales más cercanos y amables, que te tratarán como casi un miembro de la familia. Estos momentos son los que recordarás, sin duda.
11. Probar comida emocionante en el mercado más pequeño
¿Qué te parece salir de tu zona de comfort y probar las cosas más extrañas? Al menos para algunos de nosotros. Nunca subestimes lo nutritivo que un insecto poco atractivo puede ser.
12. Disfrutar de una emocionante intoxicación alimentaria
Especialmente si viajas a países con hábitos alimentarios totalmente diferentes, esto puede ser bastante normal, ya que tu estómago no está acostumbrado a ciertos sabores. Así que toma tu cuenco con arroz hervido y túmbate en la cama hasta que pase la tormenta.
13. Hacerse ese increíble (y doloroso) tatuaje
Ahora es cuando las cosas se ponen interesantes. Un tatuaje es un regalo atemporal que puedes traer contigo desde cualquier país al que viajes. Aunque te lo hagas con una caña de bambú o una máquina tatuadora más regular, merecerá la pena.
14. Salir de fiesta dura y pasar la resaca
¿Quién se atreve a hablar sobre viajar de mochilero sin mencionar el tiempo de fiesta? Es un deber, y lo sabes. Buena música, el mar, el cielo estrellado y una hamaca para entrar en un mundo nuevo.
15. Hacer compras en el último momento
Admite que tú también has estado ahí. Has respetado tu presupuesto durante todo el viaje y el último día… todo se va al traste porque viste aquella pieza de joyería que le sentaría genial a tu madre. Y después la pequeña blusa, la mona taza hecha a mano para tu hermano… la historia de nunca acabar.
16. Tener que decir adiós
Empacar tus pertenencias para volver a casa es esa cosa que nunca quieres hacer cuando viajas de mochilero. Pero es también parte del viaje, desafortunadamente. Así que tómatelo con calma y simplemente piensa sobre todos los recuerdos maravillosos que te llevas contigo.
17. Empezar de nuevo
Planear tu siguiente aventura de mochilero puede aliviar por lo menos en parte la tristeza de volver. Toma tu mapa del mundo y elige a dónde te diriges la próxima temporada. Cuanto más viajes, más experiencia tendrás, y así cada viaje será mejor y mejor.